SEUL (Por Dirk Godder)- Las amenazas de Corea del Norte se endurecen, aunque no está claro hasta dónde quiere llegar el líder del país comunista, Kim Jong-un. ¿Se trata de una estrategia para forzar a Estados Unidos a hacer concesiones o hará estallar una segunda guerra en la península coreana?
Después de un test nuclear en febrero, amenazó con un ataque y ahora ordenó alistar los misiles estratégicos para ponerlos en disposición de atacar bases en Estados Unidos. En las últimas semanas Kim Jong-un no ha parado de intranquilizar al mundo con sus acciones. Nadie sabe si se trata de un farol del presionado régimen norcoreano. Pero sobre todo en Corea del Sur aumenta la preocupación de que el imprevisible hermano del norte se deje arrastrar por una provocación militar y haga escalar el conflicto.
Hoy el aislado régimen de Pyongyang dejó claro que su potencial de amenaza no está ni mucho menos agotado: los misiles dirigidos contra objetivos estadounidenses y surcoreanos fueron puestos en disposición permanente, señalaron los medios estatales.
La escalada no llega por sorpresa a los surcoreanos, que lo consideran una respuesta directa al vuelo del jueves sobre Corea del Sur de dos bombarderos estadounidenses con capacidad nuclear en el marco de los ejercicios militares conjuntos de Washington y Seúl.
Las señales bélicas como medio de presión son habituales para el régimen norcoreano, dependiente de la ayuda económica extranjera, para lograr sus objetivos.
Sin embargo, Estados Unidos y Corea del Sur toman en serio las amenazas. "Hay una serie de circunstancias imprevisibles", reconoció el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel. "Tenemos que tomar en serio las acciones y palabras provocadoras que han llegado hasta ahora de este nuevo y joven líder desde que está en el poder".
Los expertos siguen sin creer que Corea del Norte quiera entrar en una guerra con Estados Unidos. Una segunda guerra coreana, desatada por un ataque de misiles contra Corea del Sur o una base militar estadounidense podría significar el hundimiento del régimen de Pyongyang, en vista de la supremacía militar estadounidense. A ello se añade que China y Rusia han reaccionado también con tono conciliador a la actitud de su vecino norcoreano.
Corea del Norte no tiene la capacidad de llevar a cabo sus últimas amenazas de un ataque contra territorio estadounidense, cree James Hardy, redactor experto en Asia Pacífico de la revista especializada "IHS Jane's Defence Weekly". Corea del Norte tiene misiles de corto y medio alcance que podrían complicar la situación en la península coreana e incluso en Japón. "Pero no vemos que tenga misiles de largo alcance capaces de alcanzar tierra firme estadounidense, Guam o Hawai". Y eso es precisamente con lo que amenazó Kim Jong-un.
Al aumentar sus amenazas, Corea del Norte quiere dejar en evidencia que no se plegará a la presión en la disputa por su programa de armas nucleares. Debe probar en el interior de su país que es el estratega militar que representa siempre la propaganda del país, creen los analistas. Por otro lado, Pyongyang quiere obligar a Estados Unidos a sentarse en la mesa de negociaciones. "Corea del Norte quiere ser reconocido como una auténtica potencia nuclear", señala un observador.
Desde un controvertido lanzamiento de un misil en diciembre, el conflicto ha ido escalando paulatinamente. Al endurecimiento de las sanciones de la ONU, Pyongyang reaccionó con su tercer test nuclear el febrero, lo que fue respondido una vez más con un endurecimiento de las sanciones por el Consejo de Seguridad de la ONU. (Reuters)